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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Los Naranjos

    Se termina la cosecha de naranjas pero no hay tregua; todavía hay naranjas y ya empiezan a abrir las flores. A mí personalmente no me gusta que el árbol no tenga ni un mes de reposo, pero hay que reconocer que queda precioso.

    El naranjo es un árbol de porte pequeño o mediano (1-5 m) de la familia de las Rutáceas y originario de China pero muy adaptado al clima mediterráneo. Los míos son de la variedad Navel (ombligo en inglés). Tienen una curiosidad y es que mutan espontáneamente, generando mutaciones genéticas estables. Los míos son de una subvariedad llamada Newhall que se caracteriza por alcanzar antes el índice de maduración. Por eso estamos cosechándolas desde mediados de Octubre.

    En este tipo de árboles no es necesaria la polinización por estímulo para que se fecunden las flores (partenocarpia), y el cuajado de la fruta está entorno al 1%, produciendo frutos sin semillas y supernumerarios, es decir, aparecen naranjas dentro de naranjas (los famosos hijuelos).
    El naranjo es poco resistente a las heladas, aunque necesitan del frío tanto para endulzar la fruta, como para que se produzca el parón invernal, que generará en primavera los brotes nuevos. En general es un árbol con pocos requerimientos, eso si, terrenos humedos, arenosos y sueltos. Tiene unas raices pequeñas muy emmarañadas superficialmente, así que cualquier laboreo entorno al pie puede dañarlo. Les viene muy bien el quelato de hierro, sobre todo si se ponen las hojas amarillas. Como cítrico que es, le afecta el minador de los citricos, un gusanillo que se mete en la cutícula de la hoja y la arruga, secándola. Se puede tratar este gusano, pero muere de manera natural cuando llegan los fríos del invierno, por lo que yo no soy partidario de medicar el árbol.

    Producen la fruta en la periferia, y necesitan bastante luz por lo que hay que ser cuidadoso en la poda. Si se clarea mucho interiormente, pude sufrir las heladas, y si se despunta mucho podemos cargarnos la cosecha. Yo soy partidario de no podarlo todos los años, sino sólo eliminar los chupones selectivamente, es decir, dejar los que me vengan bien para la formación de la copa.
    No voy a elogiar las virtudes de la naranja, que son de sobra conocidas. Como postre, en zumos o mermelada, siempre están deliciosas. Sólo una receta. Naranjas con miel y canela: Se pelan y trocean las naranjas en dados o rodajas, se les añade un chorro de aceite de oliva, una cucharada de miel, una pipas peladas, unos trocitos de nuez pelada, se espolvorea con canela y se adorna con un poco de hierbabuena o albahaca fresca. Todo poco antes de comerlas porque si se dejan más de dos horas se oxida.

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